lunes, octubre 03, 2005

Entre amigos


El sábado, aprovechando que me quedaba de Rodríguez en casa, decidí hacer una cenita e invitar a los amigos, a los de toda la vida y algunos nuevos que se van incorporando.

Después de un día intenso con torneo de Warhammer incluido, salí pitando para casa, para hacer los últimos preparativos, comprar el pan, medio kilo de jamón cortadito fino, una cuña de queso curado de Teruel… Había dejado ya la mesa puesta y el estofado de ciervo preparado en casa, de modo que la preparación fuese más breve.

Cuando llegué a casa, ducha rápida, últimos arreglos y al poco llegó mi hermano y los primeros amigos. Entre todos preparamos pan con tomate (inestimable la ayuda de Panta con los tomates…), y las bandejas de jamón. Mientras lo hacíamos ya llegaron todos.

Habitualmente este tipo de cenas, en las que se cuentan batallitas, en las que todos los comensales se conocen, en las que no hay sorpresas, siempre salen bien. A conversación, como siempre fue muy animada, con anécdotas contadas una y mil veces, que no por ello deja de apetecer escuchar (cada vez que lo cuento la bofetada que le di a aquel chaval suena más fuerte y más justificada), o con análisis táctico de la jornada warhammer que habíamos tenido.

Para mi fue un orgullo el ver como desaparecía todo lo que había preparado, y que el ciervo les gustase, ya que tenía cierta preocupación, porque los platos de caza son un poco “recios” y hay gente que no les gustan. Sin embargo, las cenas de hombres tienen esa ventaja, que todo lo que sacas a la mesa, acaba cayendo, y más cuando cuentas en el equipo con tres o cuatro “hormigoneras” que acaban con lo que les eches.

Así que se nos pasó el rato sin enterarnos, y cuando nos dimos cuenta, nos estábamos metiendo el postre, y las copas. Y para terminar la noche nos dimos una vuelta a tomar unas copichuelas por ahí, donde alabamos ampliamente el gusto de las escolapias.

Al día siguiente, resacoso y adormilado, reflexionaba sobre lo bien que lo habíamos pasado, sobre lo fantástico que es ver en tu casa a la gente que conoces desde los 14 años, y que siguen a tu lado y que sabes que seguirán ahí dentro de muchos años. Que bueno es saber que aquellos a los que quieres y en los que confías, los amigos de siempre, están contigo, y que puedes compartir tu casa y tu alegría con ellos.

JM


5 comentarios:

elmasmalo dijo...

Memorable cena. Cada vez me siento más orgulloso, pese a todo, jeje, de pertenecer al segundo círculo. Sin duda una noche sin tara, cena 10, copas 10, compañía 11...

Prich dijo...

Iñaki, has superado una de las pruebas de entrada al primer círculo, "el chupitazo", pero fallaste en "la bañera".

Raist dijo...

Una noche inolvidable, desde luego...

Los bardos la seguirán cantando mucho después de que seamos ya cenizas...

Isthar dijo...

Mientras sonrío es imposible que no me entre cierta envidia por dentro por ese tipo de cenas con gente de toda la vida... que yo nunca tendré...

Me alegra que lo pasarais tan bien :)

Buttercup dijo...

No hay nada como una cena de hombres, bueno sí, una cena de mujeres
;)