viernes, octubre 07, 2005

Africa: la emigración del hambre


En unos días en los que esté tan de moda el tema de las avalanchas de emigrantes que asaltan cada noche por cientos la valla fronteriza de Ceuta y Melilla, reflexiono sobre los motivos que llevan a esta gente a asaltos a la desesperada como estos. Hoy no quiero hablar de estos asaltos, ni del modo de evitarlos o de ayudar a esos emigrantes, pero me quiero centrar en el problema de fondo, el porque llegan hasta allí esas personas.

Para mi es un hecho claro, que el mundo occidental tiene un serio problema con África. Allí la gente se nos muere de hambre, y en estos momentos no hay viabilidad económica. Como dijeron con mucha dureza pero con gran realismo hace unos meses en el FMI, “en estos momentos África no es un problema del Fondo Monetario Internacional sino de ONG´s”. Por desgracia actualmente la situación económica en el África negra es tan desmembrada que no hay estructura económica básica que soporte cualquier intento de reconstrucción.

Los emigrantes subsaharianos que llegan hasta nuestras fronteras diariamente, vienen huyendo del hambre y de la miseria en sus países de origen. Llegan hasta nosotros después de atravesar miles de kilómetros por terceros países, y jugarse la vida. Abandonan a sus gentes, a sus familias y a sus casas por la esperanza de alcanzar una vida mejor en la rica Europa, aunque les pueda ir la vida en el intento.

Cualquier intento de mejorar la situación, y de evitar el problema de fondo pasa por conseguir la recuperación económica de los países de origen de los emigrantes. Sin embargo, aunque la receta para hacerlo es por muchos conocida, nadie se atreve a ponerla encima de la mesa porque el coste político de hacerlo es altísimo.

Estos países, con economías muy básicas, basan los ingresos de sus balanzas comerciales en las exportaciones de productos básicos, que son materias primas en bruto (petróleo, oro, cobre, maderas…) y productos agrícolas. Las materias primas están en manos de multinacionales, y compañías semi-publicas, y solo el tema agrícola es el que repercute directamente en las grandes masas de pequeños agricultores. Cualquier intento de ayuda real pasaría por permitirles exportar hacia occidente sus productos agrícolas con mayor libertad. Esa sería una de las pocas maneras de inyectar liquidez en sus economías, no en forma de ayudas y subvenciones, sino de beneficio real y justo por su actividad productiva.

Sin embargo, en Europa o en USA, nos defendemos de sus productos agrícolas, poniéndoles fueres aranceles de entrada. Estas medidas que han servido para proteger a nuestros propios agricultores, a pesar de que seamos excedentarios en muchos de los productos que producimos, y poco competitivos. Nuestro trigo y maíz (productos prioritarios para el Gobierno Francés o Alemán) es mucho más caro que el trigo o maíz argentinos, nuestros plátanos europeos producidos en Canarias, Madeira y Chipre están protegidos por barreras a la entrada frente a plátano Africano o sudamericano… De modo que nos aseguramos de que esos productos no lleguen de manera competitiva a nuestros mercados.

La experiencia de liberalizar el sector textil en los años 90, y quitar los aranceles a la entrada de productos y los cupos, nos ha servido de dura experiencia. En diez años el sector textil europeo a sufrido la mayor crisis de su historia, y miles de empresas han desaparecido, incapaces de competir con las fabricas del sudeste asiático. Un duro ejemplo de lo que nos supondría el desproteger a nuestra agricultura.

Si se iniciase un proceso de retirada de las barreras y protecciones, el sector primario de la vieja Europa se resquebrajaría, y las protestas serían masivas. Es muy difícil que un gobierno se atreva a plantear esas políticas por el altísimo coste en votos que supondría para su partido.

En cualquier caso, frente a la problemática de las avalanchas de inmigrantes subsaharianos, Europa ha de pensar en instaurar medidas para evitarlas. Cualquier medida que se tome debería tener en cuenta el origen del problema, ya que mientras no se solucione en su origen, seguirá habiendo miles de desesperados dispuestos a cruzar media África en condiciones de miseria absoluta, con la esperanza de alcanzar un mundo mejor, y abandonar el hambre que dejan atrás.

JM

2 comentarios:

Prich dijo...

La política de Noruega frente a la inmigración es crear empresas y ayudas en los países de origen de esta inmigración. Así crean nuevos negocios noruegos y favorecen el desarrollo de los países subdesarrollados.
El problema es la inestabilidad política de todos estos países, que cada dos días tienes un golpe de estado, y se pasan a machete a los contrarios. Con esa inestabilidad, cualquiera va a invertir por allí.

elmasmalo dijo...

Realmente es un grave problema, complicado de solucionar. Yo tengo claro que es lo que no hay que hacer, pero ni idea de lo que si hay que hacer...
Por cierto, completamente de acuerdo contigo y con Prich...
Muy buen articulo Chemita...