lunes, febrero 06, 2006

Este sabado encontre a Bambi


Este sabado disfruté de una de las mejores jornadas de caza del año, hacía un dia frio y soleado, tuve mucha suerte en el sorteo de los puestos, y pasaron muchos bichos por allí, de manera que aunque al final no maté nada, me lo pasé genial.

Al poco de empezar, mi amigo Eugenio, que estaba en el puesto siguiente al mío, disparó, y me avisó por la radio que había fallado y que iban hacia mi un buen ciervo con dos ciervas. Me preparé y al minuto aparecieron en mi campo de visión, muy lejos, a unos 300 metros, y solo tuve tiempo de hacerle un solo disparo al macho antes de que se me escondiese entre los arboles. Fallé pero ya me calentó la adrenalina.

Al rato aparecieron dos ciervas a lo lejos, en una zona de jaras altas, que apenas asomaban las cabezas por encima de la vegetación. Hice un tiro fácil, que debía haber acertado, y fallé (no soy tan bueno como creía). Era un tiro "sucio" que había de atravesar algo de jaras, y probablemente lo desvió alguna rama.

Al poco oí mucho ruido detrás de mi, como de un animal que avanzaba entre las jaras más cerradas, lo oí, respirar, lo oí romper las ramas al avanzar, y lo oí trotar MUY cerca de mi, y yo estaba preparado ya con el arma encarada… pero no me entró. Debió pasar detrás de mi, a menos de diez metros, pero por una zona tan cerrada, que no llegé ni siquiera a vislumbrarlo. Al minuto oí que disparaban en el puesto anterior al mío, y luego me dijeron que había sido un gran ciervo, pero que también lo habían fallado. Ese animal buscó un sitio tan cerrado para atravesar la linea de tiradores, que vivirá para criar el año que viene…. y es que los grandes ciervos no se hacen grandes por ser descuidados.

Casi finalizando la mañana, Eugenio me avisó que iban hacia mi una cierva con su cervatillo, y un par de minutos después aparecieron a unos 50 metros debajo de mi puesto. Caminando cautelosa entre las jaras, me dio tiempo a mirarla a placer a través de la mira telescópica, y como llevaba choto la dejé pasar como dicen las normas de toda montería.

Cuando llegaban ya las tres, y la montería tocaba ya a su fin oigo ladridos de un sabueso detrás de mi, y al poco oigo ruidos como de un animal que avanzaba entre la vegetacion más cerrada, rompiendo ramas a su paso. Yo me prepararo, con el rifle encarado, a ver si rompe por mi puesto, ya que venía por la parte más cerrada, y la vegetacion no dejaba ver ni a dos metros. Un animal da un salto enorme, y aterriza en mitad del claro, y se me queda mirando a menos de tres metros de mi. Es un vareto precioso, un joven con dos cuernecillos rectos, probalemente nacido el año pasado, y se llevó un susto de muerte al verme. Yo me lo quedé mirando, sonriendo, y lo dejé marchar disfrutando de su loca carrera durante unos segundos. Me dejó un gran sabor de boca el ultimo vareto, a ver si hay suerte y me lo encuentro dentro de tres o cuatro años, cuando ya tenga una cabeza respetable.

En fin, pese aque no maté nada, lo pasé muy bien, y disfruté de un gran dia de caza; y es que al fin y al cabo lo que hace que un dia sea entretenido es ver caza y disfrutar de los lances y de las emociones que nos proporciona el oir las ladras de los perros, o los animales que se van acercando a nuestro puesto… Para que tengan que callarse aquellos que defienden que todos los cazadores son unos asesinos sanguinarios.

Saludos cordiales,
JM

1 comentario:

Pow dijo...

No te pongas siempre a la defensiva. Si disfrutas con ello es suficiente. Yo también he disfrutado leyéndote ;-)