jueves, febrero 01, 2007

La paradoja de la igualdad de sexos


Hace ya dias que me anda dando vueltas por la cabeza la gran paradoja de la igualdad a la que nos está llevando esta nuestra sociedad del absurdo. Tan obsesionados como estamos por las cuotas femeninas, por la igualdad de sexos ante todo tipo de actos sea del tipo que sean.

Y digo yo… en mi estrechez habitual de mente…. ¿no estaremos yendo contra la propia naturaleza? ¿no estaremos atentando contra el orden natural de las cosas? Hasta la propia Biblia dice “hombre y mujer los creo…” y no dice en ningun sitio que eran ABSOLUTAMENTE IGUALES. En la diferencia está el encanto, el secreto, y la maravilla.

Los hombres y las mujeres somos DIFERENTES, y que le pese a quien le pese, es así. Pretender lo contrario es una utopía y es además una estupidez, en la que se empecinan los empeñados en negar lo evidente. Pero desde aquí reivindico la patente superioridad de las mujeres en cientos de aspectos de la vida, y en absoluto estoy deacuerdo en ese caduco banderín machista de la superioridad del varón.

Sin embargo, este propio convencimiento que tengo me hace criticar los cupos y las cuotas. ¿Qué tonteria es esa del cupo de Ministras? ¿Por qué debe haber un numero determinado? Yo defiendo que si las personas más preparadas para el puesto de Ministro en el Partido que sea son diez mujeres, pues que las pongan a las diez. Que pongan a los más preparados, y que se dejen de cuotas y chorradas….

Y luego tenemos el absurdo de negar lo innegable. Pongamos a los mejores, en IGUALDAD de oportunidades. No comparto que se usen distintos baremos en funcion del sexo del candidato. Una vez oí las declaraciones de la madre de un soldado, que me parecieron tan preclaras, que reproduzco aquí:

“Si mi hijo entra en combate, bajo el mando de un sargento del que depende su vida, quiero que mi hijo esté a las ordenes del mejor sargento posible, de aquel que esté más preparado y que haya demostrado mejores cualidades. Pero si mi hijo que pesa 96 kilos es herido y su sargento ha de cargar con él al hombro para sacarlo de la linea de fuego, yo quiero que sea capaz de hacerlo, y no que se trate de una mujer, que no pueda con ese peso, y que pasó las pruebas fisicas porque tenía un baremo inferior al de los hombres. Y que mi hijo muera por que alguien entiende así la igualdad de sexos.”

El mensaje de esa madre era claro, ante trabajos iguales, pruebas iguales. Y si una mujer es capaz de ser sargento de la Legion, ole por ella, pero las pruebas que sean las mismas para todo el mundo… eso es la igualdad bien entendida.

JM