EL REGRESO A CASA
Hoy es Domingo, son las 3.15 de la tarde; por fin después de un largo viaje de 450 kilómetros, llego a casa... lo estaba deseando con todas mis fuerzas.
Cuando tras tus vacaciones llegas a tu pequeño territorio, ese pedacito de espacio que cada uno de nosotros denominamos “casa” , es cuando finalmente te vuelves a sentir que estás “en el sitio correcto”. Son los misterios de nuestra mente, y los extraños sentimientos que nos vinculan a un sitio concreto.
La semana pasada subí a un faro, en Alicante, desde el que divisaba una fantástica panorámica, se veía toda una preciosa bahía y me hizo pensar en los miles de individuos que habitaban cada una de las pequeñas casitas que divisaba. Desde donde yo estaba eran solo diminutas hormigas, que vivían y defendían una minúscula porción de terreno, y sin embargo para ellos esa porción de terreno era el centro del mundo.
Ahora , que acabo de regresar al centro de “mi mundo” me siento bien, y eso no deja de ser sorprendente. Por increíble que sean los sitios que visito en los viajes, por bien que lo haya pasado durante las vacaciones, cuando vuelvo a mi casa, a mi pequeña ciudad de provincias en el centro de España, cuando me siento en el sofá de mi casa, y veo mi acuario... vuelvo a estar en mi hogar, el sitio a donde pertenezco y donde me siento bien...
No me digáis que no son sorprendentes, en ocasiones, los misterios de la mente humana.
JM
Hoy es Domingo, son las 3.15 de la tarde; por fin después de un largo viaje de 450 kilómetros, llego a casa... lo estaba deseando con todas mis fuerzas.
Cuando tras tus vacaciones llegas a tu pequeño territorio, ese pedacito de espacio que cada uno de nosotros denominamos “casa” , es cuando finalmente te vuelves a sentir que estás “en el sitio correcto”. Son los misterios de nuestra mente, y los extraños sentimientos que nos vinculan a un sitio concreto.
La semana pasada subí a un faro, en Alicante, desde el que divisaba una fantástica panorámica, se veía toda una preciosa bahía y me hizo pensar en los miles de individuos que habitaban cada una de las pequeñas casitas que divisaba. Desde donde yo estaba eran solo diminutas hormigas, que vivían y defendían una minúscula porción de terreno, y sin embargo para ellos esa porción de terreno era el centro del mundo.
Ahora , que acabo de regresar al centro de “mi mundo” me siento bien, y eso no deja de ser sorprendente. Por increíble que sean los sitios que visito en los viajes, por bien que lo haya pasado durante las vacaciones, cuando vuelvo a mi casa, a mi pequeña ciudad de provincias en el centro de España, cuando me siento en el sofá de mi casa, y veo mi acuario... vuelvo a estar en mi hogar, el sitio a donde pertenezco y donde me siento bien...
No me digáis que no son sorprendentes, en ocasiones, los misterios de la mente humana.
JM
5 comentarios:
Entre Amélie y Eduardo Galeano te lo explicarán mejor que yo...
El mundo
pues si.
Hasta Chema tiene su vena sensible.
Realmente no hay nada como el hogar.
Éste... ¿por qué no iba a tener JM su vena sensible?
;-)
Sin duda está llena de misterios. Y por desgracia no todos hemos encontrado todavía ese lugar al que regresar y en el que sentir que realmente estamos en casa.
Mi hogar sigue estando allí donde vaya, porque aun no tengo ubicación, ni lugar de destino...
PD. Mil gracias por las bonitas palabras que me escribiste ayer :)
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