jueves, septiembre 21, 2006

Vacaciones en Moscú


Ayer estaba yo a medio día en San Petersburgo paseando por los jardines de verano del Zar Pedro I, el Grande, y por milagros de las comunicaciones, estaba cenando un huevo frito en mi casa, esa misma noche. Esta es una de las ventajas inmensas de conseguir un vuelo charter directo, que me traiga de nuevo a Zaragoza, sin necesidad de ir a Barajas.

Acabo de regresar de unas vacaciones en Rusia, unos dias que me han servido para intentar analizar y conocer un pais tan rico y fascinante, para ver que ha sido de este pais tras pasar por 70 años de regimen comunista, y como están hoy en día.

Moscú tiene una vida palpitante, el Kremlin, es la tradicional fortaleza de los Zares, con sus muros y torres de ladrillo rojo, que domina el centro de la ciudad, a orillas del rio Moskova. Grandes avenidas, precioso jardines con una vegetación casi boscosa, y enormes monumentos soviéticos por todos los lados. Estauas de bronce conmemorando las victorias de Russia sobre Napoleón o Hitler, en sus grandes guerras, o bustos y estatuas de la epoca soviética. La catedral de San Basilio, con sus cupulas multicolores, en forma de cebolla, son la estampa tipica del centro de la ciudad.

Pero el mayor monumento de Moscú son las miles de mujeres jovenes moscovitas, con grandes tacones y pequeñas minifaldas, que se pasean por la ciudad, y que te hacen volver la cabeza. Sin duda Rusia puede presumir de tener mujeres guapas, y muchas.

San Petersburgo (en la epoca soviética Leningrado) fue la capital de Rusia durante tres siglos en la epoca de los Zares Romanov. Fundada por el Zar Pedro I, en la desembocadura del rio Neva, en una zona con muchos canales, e islas que están conectadas por puentes levadizos, que permiten la navegación comercial por el rio. La arquitectura es impresionante, ya que todo el centro está formado por edificios de tres alturas, construidos alrededor de los rios y canales, con un estilo arquitectonico muy homogéneo, presidido por el Museo Hermitage, antiguo Palacio de Invierno de los Zares.

En definitiva un viaje muy cultural, he aprendido mucha historia, y he disfrutado de una excelente gastronimía rusa (cosa muy importante en todos los viajes).

Ahora, a volver a la cruda realidad, y al trabajo del dia a dia, que es el que luego te permite poder tener vacaciones.

JM

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