viernes, abril 14, 2006

Jueves Santo : La Piedad está en la calle



Faltan cinco minutos para las doce, la Plaza de San Cayetano está que no cabe un alfiler de gente, silencio respetuoso en el ambiente, la calle de las escuelas está llena de los cofrades de la sección de tambores, que van organizándolas filas en los ultimos minutos.

El capellán se acerca y rezamos juntos un Padrenuestro, que nos recuerda porqué estamos allí y a quien llevamos a hombros. Suena una corneta, “Capirotes abajo” grita una voz grave y seria, y a la que otra le responde “La Piedad está en la calle”. Un escalofrío me recorre la espina dorsal mientras escucho esas palabras, y rezo en silencio dentro de la oscuridad de mi capirote azul marino. Tengo mucho tiempo de recogimiento por delante, solo estamos La Virgen, mi tambor y yo... este rato es para nosotros solos.

Ultimos gestos de apoyo con tus hermanos; Ricardo a mi izquierda me desea suerte, y mi hermano Paco, con su inseparable timbal, se vuelve desde dos filas mas adelante y me hace un gesto de complicidad. Se abre la puerta de San Cayetano y empieza la procesión.

Los toques se suceden unos a otros, los brazos se van cansando, y se agradece que esta noche no haga viento. Calle Alfonso, con una marcha lenta majestuosa, cuando ves bailarla a cientos de hermanos contigo te sientes bien, te sientes parte de una sola unidad con todos ellos; la siempre difícil entrada en Don Jaime, donde siempre se nos van los toques, la plaza de La Seo y avanzar junto a los muros mudéjares, ya avanzada la noche, y la llegada a la calle del Sepulcro, con sus saetas y con el atronador toque de cierre, donde cada uno de mis hermanos echa el resto y toca con el alma en las mazas y las baquetas. Después el publico estalla en un gran aplauso y de pronto te das cuenta de lo agotador que ha sido todo y de lo que te duele el hombro donde va la correa del tambor.

Se cierran las puertas del Sepulcro tras la Virgen, te quitas el capirote deseando respirar aire fresco, las caras sudorosas y las manos cansadas; tu hermano de la izquierda se te abraza y te besa, buscas a los tuyos entre el tumulto. Mi madre sale de la Iglesia, tan guapa con su mantilla de manola, aterida de frío pero orgullosa y feliz como estamos todos. Nos felicita por lo bien que hemos tocado.

Tras la procesión te das cuenta que has hecho lo que tenias que hacer, porque mi puesto el Jueves Santo está en mi procesión, con mi Virgen de la Piedad, con mis hermanos... y con mi tambor.

JM

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